lunes, 16 de enero de 2012

La vocación de Marta



Por fin lo tenía claro. Tantos meses de incertidumbre, tanta búsqueda a ciegas por internet, tanta charlita de orientadores y psicólogas…  El futuro de Marta se encontraba en el mundo de las artes decorativas. Tenía talento y estaba segura de poder canalizarlo ahí. Se acostó rebosante de felicidad en su cama, soñando con la imagen de un diseño suyo siendo portada de alguna revista famosa. Poco a poco se fue hundiendo en la almohada, y sus párpados fueron vencidos por el peso del sueño.



Destellos plateados se filtraban entre las olas, acariciando la luna las plácidas aguas en las que ella flotaba. Se dejaba llevar por la agradable sensación de ingravidez que la hacía volar. Un hormigueo recorría divertido los dedos de sus pies, mientras la sombra de la vigilia acechaba para llevarla de vuelta al mundo real…




La brisa entró por la ventana, agitando las cortinas con delicadeza para acariciar con suavidad su cuerpo casi dormido. Una sonrisa se posó en sus labios y abriendo los ojos, se levantó con premura para dibujar lo que sería su carta de presentación para entrar en la escuela de escaparatismo: un guante… el del mar, el del viento.

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